Megadeth – Estadio Malvinas Argentinas (13 -09-2012)

563990_267284060043169_527993722_nQué difícil es ser imparcial cuando tengo que escribir sobre una de las bandas pilares en mi vida, aquella que casi de manera obligatoria escucho todas las mañanas. Pero allá voy.

Megadeth volvió a su/nuestro querido territorio nacional luego del sabor amargo dejado el año pasado cuando comenzaron el “TH1RT3EN WORLD TOUR”, y se despachó con dos muy buenas noches haciendo delirar a más de 10.000 fanáticos de todos los rincones de la patria. La primera de las noches era especial, la que posiblemente aumentaba más la adrenalina que una pack de energizantes, debido a varios factores. En primer lugar era el cumpleaños número cincuenta y uno de Mustaine. En segundo lugar debían reivindicarse (así al menos lo veían algunos) de los shows del año pasado. En tercer lugar existía el misterio de las posibles canciones del disco “Peace sells… but who’s buying?” que Megadeth tocaría esa noche, siendo que algunas de esa placa ya no son tocadas por la banda debido a un cambio de creencias en su líder.
¿Cuarto lugar? El amor. Parece una novela dominicana pero es así. Días antes Mustaine publicó en su página de Facebook unas declaraciones luego del show de Colombia, indicando que los habitantes del país cafetero habían superado a cualquier público del mundo, desplazando a la Argentina a un segundo lugar. Eso causó revuelo entre las redes sociales y las fan page, produciendo una revolución nacional de gran parte de sus fanáticos para tratar de sanar ese desliz que había tenido el “Colorado”.

La banda soporte fue Plan 4 que comenzó a las 19:00hs puntual, tocaron alrededor de cuarenta minutos y fueron acompañados por su gente que cantó durante todo el show. Podrán acusarme de lo que quieran, pero jamás había visto Plan 4 ya que su estructura musical no es del tipo que más me satisface, pero así y todo debo reconocer que la banda liderada por el “Knario” se suena todo en vivo. Muy pocas bandas nacionales he visto que logren tanto poder sobre el escenario.

Empezaron con “Entre la vida y la muerte” y siguieron con “En mil pedazos”, tema que da título a su último trabajo de estudio. Javier se mostró muy feliz de estar tocando junto a Megadeth y no dejó de repetirlo durante la noche, alentando a toda la gente que se mataba para cantar temas como “Odio” y “No me des por muerto”. Para finalizar el show y darle paso a la banda principal, Plan 4 se despidió de todos haciendo “Último recurso” y “La jaula”.

Minutos antes de las 21:00 pudo verse a Mustaine y compañía en los camarines a través de unas pantallas que estaban ubicadas a los costados y atrás de la batería de Shawn Drover. Volvieron a aparecer ya dirigiéndose al escenario y ahí fue cuando se apagaron las luces, motivo suficiente para que la multitud argenta estalle en conjunto.
“Trust” abrió la noche con un sonido no muy bueno, que luego fue mejorado levemente pero que a mi gusto no me termina de convencer. Sin embargo el clima era de fiesta y así se vivía, los pogos y cantos no faltaron nunca, ni tampoco los constantes cumplidos para la banda, pero especialmente hacia Dave. Siguieron los clásicos “Hangar 18” del disco Rust in peace (1990) y “She wolf” de Cryptic writings (1997), para pasar al primer tema del disco Peace sells… but who’s buying? (1987), siendo así el primero de los cuatro temas que iban a tocar.
Siguiendo con el mismo disco hicieron “I ain’t superstitious” (tema originalmente perteneciente al músico de blues Willie Dixon) y “Devil’s Island”, que no era tocado en vivo desde 2009. Personalmente no me lo esperaba y haber podido escucharlo fue una gran satisfacción.

Posteriormente se encargaron de ejecutar tres canciones de su último disco TH1RT3EN (2011): “Never dead”, “Whose life (is it anyways?)” y“Public enemy No. 1”. Las pantallas laterales a la batería de Drover más la que estaba a su espalda eran las encargadas de proyectar los videos de las canciones que sonaban en ese momento, como así también el logo de la banda con algún efecto y otras cosas. La fecha del día siguiente era la programada para que Megadeth toque de manera íntegra el disco Countdown to extinction, siendo la primera fecha un concierto normal con algunas canciones del Peace sells… but who’s buying? Pero afortunadamente hicieron un show especial para nuestro país y además de las canciones nombradas arriba hicieron de manera completa el Countdown…, logrando que el show estuviera por demás completo. Sí, faltaron temas, pero no se puede tocar todo.

Clásicamente en “Symphony of destruction” todos dejaron su alma para corear ese canto tan argento y que se popularizó en todo el globo, siendo que en cualquier parte donde toque la banda se puede escuchar el “…aguante Megadeth…”. Es difícil quedarme con uno o dos, pero creo que “Foreclosure of a dream” y “Psychotron” fueron los que me gustaron más, o los que tenía más ganas de escuchar tal vez. Luego de tanta energía Mustaine dijo lo que la gran mayoría esperaba: “…you are still number one, don’t worry…”, confirmando así que Argentina es su público a pesar de lo dicho en Colombia. Ahí se dio algo muy emotivo, porque muchos empezamos a cantar el final de I’ll be there (según Mustaine desde 2005 es “nuestra” canción) y cuando él se dio cuenta sonrió cómplice recordando lo que había dicho en el recital de Obras. Luego de terminar de tocar el disco completo cerraron con tres temas infaltables en cualquier show: “A tout le monde”, “Peace sells” y“Holy wars…the punishment due”, momento donde Dave aprovechó para nombrar a sus compañeros de banda.

Al finalizar el concierto y luego de saludar, Ellefson tomó el micrófono y pidió que se le cante el cumpleaños a Mustaine, a medida que dos chicas pulposas entraron con una enorme torta que fueron a llevársela a ¡Broderick! Dave sopló las velitas (si pongo vela da margen al chiste fácil) y luego lanzó la torta al público, que emocionado fue en busca de ella. Finalmente saludó a toda la gente presente y una vez más se retiró con “You’ve been great, we’ve been Megadeth, good night!”.Megadeth se despidió luego de dos horas de show y veintitrés canciones tocadas, algo que no sucedía desde un largo tiempo. Fue un show muy bueno, emotivo, con todo el plus y extras que podía tener. Tal vez un pequeño cambio en el sonido lo hubiera hecho perfecto.

El concierto del viernes fue bastante similar, con cuatro temas menos y con Mustaine hablando un poco más de lo normal. En esta oportunidad los predispuestos para abrir la noche de puro thrash fue Serpentor, quienes habían participado el año pasado junto a Malón para telonear los shows de Megadeth. Comenzaron con “Privación ilegítima de la libertad” de su último disco que salió allá por 2009 y lleva el mismo título. Dando la calidad a la que nos tiene acostumbrado Serpentor, siguieron tocando temas como “Mirar sin ver”, “Asesino”, “Síndrome”.
También no pudieron faltar “Controlando la nación” y “Presos de la confusión”, ya para ir cerrando su show con “Militares criminales”, primer tema de su primer disco titulado Serpentor (2001).

Antes de iniciar los Megadeth también aparecieron sobre las pantallas las imágenes de la banda yendo al escenario (esta vez saludando en español con “bienvenidos a la casa de Megadeth”), para que de la misma forma que el día anterior comiencen la noche con “Trust”. También respetaron los temas siguientes (“Hangar” 18 y “She wolf”) y en cuarto lugar apareció “A tout le monde”. Siguieron los temas de su último disco “Whose life (is it anyways?)” y “Public enemy No. 1” para tocar de principio a fin, como estaba programado, el Countdown to…

Todo se volvió a repetir, los cantos, la hinchada, el aguante, los coros, los pogos. No había nada nuevo con respecto al día anterior, sin embargo lo viví como si no hubiese ido la noche primera. Megadeth genera eso, al menos en mi persona. En una parte del show Mustaine habló un poco y pidió que la gente lo ayude a saludar a la familia Marshall con un grito bien fuerte, de esos que identifica al público argentino. Así fue que luego de decir “Mi nombre es Dave Mustaine de Megadeth, y estoy en Buenos Aires, Argentina”, todos pusieron su grito en el cielo para mostrar que en Sudamérica los fans viven los conciertos de otra manera, totalmente opuesta a como se puede vivir en Europa por ejemplo.

La noche se volvió a cerrar con “Peace sells” y “Holy wars…the punishment due”. Fueron dos shows muy buenos, con un estadio repleto de metaleros que sin dudas disfrutaron las dos noches. Tanta espera valió la pena, ahora resta esperar el año que viene para que Mustaine vuelva con su filarmónica a pisar suelo nacional, y volver a vivir una o quizás dos noches emotivas. Y por supuesto, llena de thrash y pogo.

Galería de Fotos:

Cobertura: Nicolás Lopez
Fotografías: Pablo Gándara




· Volver




















logos_apoyo