Día domingo 8 de diciembre, una temperatura más que agradable, ni fresco, ni caluroso, una tarde tranquila, silenciosa en lo que respecta a las inmediaciones de Marquee. Sin embargo, el poco movimiento de gente dejaba anticipar que iba a haber ruido. Remeras negras, en su mayoría ligadas al metal extremo, comenzaban a juntarse en las puertas del recinto. Blood Red Throne, desde Noruega, se iba a presentar en nuestro país por primera vez. Los acompañarían los nacionales Incineration y Dislepsia.
Luego de una prueba de sonido a puertas abiertas, la gente de Incineration comenzó a agitar la tarde de domingo con su death metal hecho y derecho. Los oriundos de La Plata repasaron su material y dejaron el escenario calentado para sus colegas. De igual manera, luego de una pequeña prueba de sonido, en la que tocaron parte de «Redneck Stomp» de Obituary, Dislepsia arremetió con su set. La marca insignia de su vocalista Leandro Cabrera, los ojos completamente blancos, le dan un condimento a la presentación que es notable. Un death mas cuadrado y rockero en esta ocasión, con su versión de «Messiah» de Hellhamer, culminaban la previa para los escandinavos.
Quizás por ser domingo, quizás por no ser una banda de las mas populares, quizás simplemente porque Argentina; pero fue un hecho que la convocatoria no fue algo a destacar, fuimos pocos los presentes. Cuando pasa algo así, y seguramente ligado a alguna cuestión egoísta inconsciente, lo primero que pienso es en el privilegio de ser uno de los pocos en estar ahí, lo veo como algo bueno. También y a la par, en cuestiones de instantes superpuestos, pienso en lo malo que debe ser para una banda que la convocatoria no sea la ideal, y que el recinto no este explotado de gente. A su vez, entiendo que en este caso quizás era una opción mas que probable para ellos los músicos, si es que la banda se plantea metas coherentes y acorde a su nombre. En cualquier caso, los que estuvimos ahí, fuimos testigos de una presentación memorable, y así también pareció ser para los músicos, que se los vio disfrutar cada instante.
Blood Red Throne salió a escena con altas energías ya incluso desde el símil puente que los llevó hacia el escenario, es que Ivan «Meathook» Gujic, guitarrista, cruzó el andamio saltando, haciendo un ruido escandaloso. La banda se encuentra presentando Nonagon (2024), su disco número once, por lo que varios temas de dicho material estuvieron presentes. Desde el inicio se formó una ronda violenta que no se cerraría hasta culminado el show. El agite fue una constante tanto arriba como abajo del escenario, porque los músicos no dejaron de moverse, de alentar y de instigar al caos bien entendido. Siendo escandinavos, uno tiene una idea de que son gente fría, de pocas emociones. Los muchachos oriundos de la ciudad de Kristiansand, Agder, vinieron a romper ese prejuicio, simpáticos, efusivos, alegres, con gran sentido del humor y con muchas ganas de celebrar esta primera visita a nuestro país. No fueron pocas las veces que su vocalista Sindre Wathne Johnsen aclaró que si bien entendían que era domingo, no dejemos de tomar cerveza. Por su parte, Gujic se la pasó bebiendo de su botella de Jack Daniels, agitando, y gritando en todo momento. También le dedicó el show a Dimebag Darrel, ya que se cumplían ese mismo día veinte años desde su asesinato. Stian Gundersen, bajista, tuvo suerte de irse con su cabeza pegada al cuello, porque la manera frenética en agitarla fue extrema. Además en la previa se lo vio entre la gente disfrutando de las bandas previas. Un escalón mas abajo en cuanto a protagonismo escénico se ubicó Daniel Olaisen, su otro guitarrista y aún mas sobrio y rescatado, su baterista Kristoffer Lunden.
Musicalmente, la banda es demoledora. Presentan su death metal groovero, con elementos mayormente vieja escuela, pero que a su vez suena fresco y moderno. En el vivo la violencia se puede palpar, el reviente y las ganas de disfrute también. El sonido supo acompañar muy bien y se pudo apreciar cada instrumento. Teniendo tanto material, el balance entre trabajos mas recientes como Nonagon o su anterior disco Imperial Congregation, con temas de discos que ya tienen casi veinte años como Altered Genesis o Come Death fue muy acertado. Grandes momentos se dieron con temas como «Itika» o «Homicidal Ecstasy».
Blood Red Throne debutó en nuestro país, brindando una noche que quedará en la memoria de los presentes. Música extrema combinada con las ganas de joda y fiesta de sus músicos, un público que se entregó a la propuesta y el deseo implícito de que se repita el encuentro.
Por Juan Cordiviola
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