20 de Junio, día de la bandera. Día de celebración de uno de los festivales metaleros de mayor magnitud que vivió la Argentina en los últimos años. Porque se reunían bajo un mismo techo, el de El Teatro de Flores, tres bandas internacionales de extensa y respetada trayectoria: Hirax, Rage y Virgin Steele. Tres bandas de afuera, tres bandas de los legendarios e irrepetibles años ochenta, algo poco usual en estas latitudes que espero se torne una costumbre. El motivo: la celebración de los 25 años del Metalica Zine.
Las puertas del lugar se abrieron con un retraso considerable, de más de una hora (la hora anunciada eran las 13), para dar lugar a la no muy anunciada firma de autógrafos por parte de los miembros de Hirax y Virgin Steele, acontencimiento que esperaba con ansias y que no pude presenciar consecuencia de la ausencia de la lista mediante la cual los acreditados como prensa ingresariamos.
Tampoco pude presenciar, consecuencia de las razones antes expuestas, la presentación de la primera de las bandas soportes, Blindado. Integrada por Adrian Avanzatto en voz, Charlie Jubell en guitarra, Juan Jose Di Leva en batería y Jorge Cordeiro en bajo, lo de ellos es una mezcla de Heavy Metal y Hard Rock que ya cuenta con dos discos en su haber («Distorsión» y «En La Calle») cargados de potencia. Mención especial merece la aparición de un invitado especial durante el desarrollo de uno de sus temas, el tano Marciello.
Y cuando el sol empezaba a volverse tedioso se me permitió el ingreso al lugar, para aquel entonces el telón se abría nuevamente y la banda en salir a escena era Feanor, integrada por el pequeño Maximiliano Basualdo en voz, Walter Angelus en la guitarra, Gustavo Acosta en el bajo y Matías Pena en la batería. Feanor hace un Heavy bien tradicional, pudiendo citarse como referencia a bandas como Judas Priest, Iron Maiden, Manowar, Accept y la tributada en esa tarde, la banda de culto alemana, Attack. Muy buen detalle el de Attack. Una banda veloz y con buenos arreglos en la guitarra, pero que por momentos se pegaban alaridos a corregir.
Obsession fue la tercera banda en hacer presencia, integrada por Fernando Vazques en Voz, Diego Gottig en Bajo, Diego «El turco» Saade en Guitarra, Damian Aquino en Guitarra y Pablo Daniel Mendez en Batería, lo de ellos es un heavy metal con cierto vuelque hacia el hard rock. Pese a los defectos iniciales con el sonido, dieron un buen show y muy prolijo.
Mathras fue la soporte que más me gustó, lo de ellos es un heavy metal más crudo, más directo. La banda está integrada por Martín Carriquiry en voz, Gustavo Ruben en guitarra, Sergio Marti en batería y Fernando Barreiro en bajo. Instrumental y cover de Ted Nugent de por medio, la banda fue muy bien recibida por el poco público presente.
Los experimentados de Malacara fueron los últimos nacionales en salir a escena, con tres discos de contundente heavy metal sobre sus espaldas («Ansias de Libertad», «Mi Rebelion» y «Saltando Barrancos») la banda está integrada por Jorge Chiossoni en voz y guitarra, Omar Saavedra en el bajo y Sebastián Guic en la batería. Cada uno se lució en lo suyo, demostrando una buena técnica y prolijidad que los desperfectos técnicos no lograron opacar. Jorge se mostró muy carismático, interactivo y agradecido con el público.
Quizá la banda más fuera de lugar de la jornada, si se tiene en cuenta el estilo de las que tocaron antes y tocarían posteriormente, Hirax, aunque la mejor de todas según mi parecer. Thrash metal old school bien al palo. Machaques, velocidad, agresividad y mucha, mucha personalidad. Estos californianos encabezados por su vocalista Katon W. De Pena, se presentaron por segunda vez en el país y si bien no estuvieron al nivel de su primera presentación en el 2009, dieron un show explosivo, aniquilador y a la vez entretenido, porque ellos mismos se encargaron de contagiarnos con su buena onda y felicidad.
Hirax tambien esta conformada por nuestro compatriota Jorge Iacobelis en la batería y los hermanos Harrison, Steve y Lance, en bajo y guitarras respectivamente.
Con el recinto a menos de la mitad de su capacidad el show del ahora cuarteto arrancó con el demoledor «Baptized by Fire» y le siguieron temas como «Lucifer’s Inferno», «Hate, Fear and Power», «Hostile Territory», «Blind Fate», «The New Age Of Terror», «Destroy», «Kill switch», «El Diablo Negro» (previo discurso de Iacobellis), «Baptized by Fire», «Walk With Death», «The Plague», «Broken Neck», «Bombs Of Death», para cerrar con «Asassins of War».
Katon es un tipo que pone toda su energía y buena onda en el escenario, es por ello que se lo ve sacudiendo constantemente la cabeza, saltando, yendo de un lado para el otro, hablando con el público, acercándose a la valla, compartiendole el micrófono al público y hasta posando y haciendo cuernos cuando alguno le apunta con su cámara de fotos para registrar el buen momento. Un frontman como pocos. Un show como pocos.
Rage, pisando por segunda vez la argentina, luego de una larga ausencia, es una banda de la que conocía muy poco y que la verdad me interesaba menos, pero que al verlos en vivo despertó todo mi interés. Estos alemanes con más de 25 años de trayectoria sí que saben hacer música. La banda está conformada por Peter «Peavy» Wagner en voz y bajo, Victor Smolski en guitarra y André Hilgers en la batería.
Fue el plato fuerte de la noche por su convocatoria y calidad musical. Y a pesar de la mala preparación en el sonido, extremadamente ensordecedor y muy saturado, supieron estar a la altura.
Acá sí El Teatro se veía más saciado de gente (al 70% de su capacidad como mucho), la que se mostraba más fanática, poguera y corista que nunca.
Abrieron con el tema «Edge Of Darkness» y le siguieron «Soundchaser», «Strings To a Web», «Hunter & Prey», «Into The Light», «Drop Dead», «Empty Hollow», «Set This World On Fire», «War Of Worlds», «Higher Than The Sky» y cerraron con «Carved In Stone». Buen show, me gustó. Peavy se mostró enormemente agradecido y contento.
Virgin Steele también me sorprendió, pero de mala manera. En parte era de esperarse dado los cambios forzados en su formación, a las limitaciones de tiempo con la que cargaban y a las altas espectativas que habían generadon su visita anterior. Pero lo que más sorprendió fue el público, la retirada masiva antes de que la banda tocara y la escasa participación de quienes se quedaron a presenciar el show.
La banda estadounidense con más de treinta años de historia, en esta ocasión sin el legendario Edward Pursino, estuvo conformada por el más legendario aún David DeFeis en voz, Joshua Block con su guitarra de siete cuerdas (que en esta ocasión tuvo que bancarse no solamente sus propios solos sino que también tuvo que cubrir las ausencias de la primera guitarra y el bajo), Frank Gilchriest en la batería, y para salvar parcialmente la ausencia del bajo y una guitarra, se recurrió a una señorita muy bonita que ocupó su posición detrás de los teclados.
El show se centró, a diferencia de el del año pasado, en temas de sus ultimas placas. Arrancaron con «By the Hammer of Zeus (and the Wrecking Ball of Thor)», y le siguieron algunos temas como «Inmortal I Stand (The Birth of Adam)», «Go All The Way Tonight», «Don’t Say Goodbye Tonight», «The Black Light Bacchanalia (The Age That Is To Come)», «Love Is Pain», «Sword Of The Gods», «Vow Of Honor», «Defiance», «In triumph Of Tragedy», «Return Of The King» y «Veni, Vidi, Vici» para cerrar la noche.
Pero a no confundirse que no dieron un mal show, fue más que aceptable, me gustó; aunque esperase más, mucho más. DeFeis se mostró muy contento y dinámico, acercándose a la valla en varias ocasiones para saludar y cantar con el público.
Fue un show prolijo y por momentos épico, en el que no faltaron las cabezas cercenadas y las espadas.