Unos meses antes  que salga Nosotros acá y ahora (2017) tuve la oportunidad de entrevistar a Pablo Trangone (voz) sobre la propuesta de Arraigo y su aporte al metal nacional. En aquella charla hablamos desde la idiosincrasia folk, hasta  el lenguaje para interpretar canciones atravesando así  todo limite. Trangone supo advertir que había cambios de raíz política en Latinoamérica y que los artistas tenían que poder verla; y que por lo tanto el el espectro geográfico y discursivo de este disco es latinoamericano y no solo hacia Argentina. A consecuencia de esto, seis años después y con una pandemia de por medio, la  banda decidió dar por finalizada una etapa y despedir una obra que los pondero en otro nivel  tanto teórico como musical.

La situación fue en El Marquee y como antesala Drako Brujo, con una mixtura de groove y death metal, y Chaicura, metal  con base mapuche desde Chile, amelgaron una noche prometedora. La confluencia de sonidos estuve desde temprano con sonidos precisos y técnicos de la primera banda y con una propuesta más social politica en la segunda e incluso un poco más acorde al acto central.

El show de Arraigo estuvo dividido en dos parte, pero yo considero en tres actos. El primero con el repaso de pe a pa de Nosotros acá y ahora, el segundo retomando canciones de placas anteriores y finalmente una breve sección de reversión, homenaje e identidad nacional. En la conversación que mencione al inicio, Trangone también había dicho que este «es más un trabajo de composición e investigación, es una búsqueda del cambio al interior de la tradición, una búsqueda de vanguardia y no solo una búsqueda de sonidos sino una búsqueda de nuevas ideas hacia adentro y afuera del genero como la de traer nuevas preguntas, que muevan y conmuevan el genero como qué es lo pesado en la música pesada.» Los recitales de Arraigo son la ejemplificación taxativa de esa premisa dado que puede arrancar con «Mambolindoquilombo» y indagar sonidos tangueros en «Pide más yuta el malón» y hasta invitar a la Murga de Constitución en «Calaveras porteñas» trazando ya diez años de amistad.

Cuando aclare que el concierto estuvo dividido en dos actos es porque a la mitad, y justo después de la intervención murguera donde pogos y bailes convivieron, una breve repaso por Piazolla a guitarra, bandoneón y voz para «Sangre y madera» habilitaron un segundo tiempo. Aquí, un tanto más liviano, el grupo re interpreto «Killing in the name» de Rage Against The Machine junto a Chaicura. Finalmente, y como la columna vertebral pesada argentina es Ricardo Iorio, «A vos amigo» tuvo lugar como acto celebratorio de caminos recorridos, de experiencias vividas y de amistas cercanas y algunas deshechas por lo inevitable: la propia muerte. Con poco tiempo, y ya dejando en claro en que en esta coyuntura socio política y económica algunos no leyeron a Walsh ni a Jauretche, Arraigo redoblo la apuesta y cantó, como Mosca y sus secuaces de Valentín Alsina, que algunos son buchones de la policía federal.

Por Jonatan Dalinger
PH: Cecilia Principe