ASEDIO SUECO EN BUENOS AIRES. Marduk en El Teatrito

Tras cinco años de silencio discográfico (en lo que a trabajos de estudio refiere), Marduk da el golpe este 2023 con Memento Mori, una placa que mantiene intacto el ADN de la banda, cosechando buenas críticas por parte de la prensa como así también de sus fans. Ciertamente, el regreso de la banda sueca a estas pampas estaba al caer.

Con cuatro bandas soporte (quizás demasiadas), la jornada arrancaría temprano, aún con el sol presente. Dios Serpiente, un proyecto relativamente nuevo de corte one man band, era quien rompía el silencio mientras el sol lentamente se iba despidiendo. Death, doom, black y demases ribetes de la música extrema en una propuesta mas que ideal para aquellos que buscan nuevos sonidos. Desde la provincia de Salta, Culto, con su black metal hecho y derecho comenzaba a teñir de negro la noche, dándole paso a Wolves Winter, quienes con su fuerte puesta en escena se ganaba el aplauso de un público que ya comenzaba a mostrarse en un gran número. El último acto nacional llegaría de la mano de Matan SA dejando todo listo para el asedio sueco.

En los últimos meses el sonido en El Teatrito ha sido tema de charla, hemos tenidos grandes shows con un excelso sonido (Beyond Creation, In The Woods), como así también shows en donde el sonido muy lejos estuvo de ser el óptimo (Deicide). Lamentablemente Marduk se suma como ejemplo para el segundo caso. El arranque con «On Darkened Wings» y «Viktoria», si bien mostraba una banda prendida fuego, también sería una muestra de como se desarrollarían las cosas a lo largo de todo el set: operadores yendo de un lado al otro, un bajo que por momento directamente no funcionaba y una guitarra muy perdida en la mezcla. Los gestos de fastidio se daban tanto arriba como abajo del escenario.

Aún así, la banda supo llevarlo adelante y para «The Blond Beast» ya todo el mundo estaba saltado mientras «Beyond the Grace of God» continuaba la paliza. Si bien el sonido aún continuaba acomodándose, los problemas seguían y promediando el show la banda decide retirarse del escenario y cerrar el telón. Era necesario parar un poco la pelota.
Ya para la segunda parte del show hubo momentos en los cuales el sonido amagaba a estabilizarse, pero eran simples amagues. Aún así la violencia que provenía del escenario era una fuerza imparable, la propuesta de la banda desconoce de tiempos calmos, de pasajes lentos, de atmósfera. Marduk levanta la bandera de la violencia con canciones que solo desean destruir y matar.

«Thone of Rats» y «Wolves» parecieran ser las dos últimas, la banda se retira sin ánimos de volver, se cierra el telón, se prenden las luces y comienza la música del lugar. Ciertamente la gente quería mas, algunos se retiraban del lugar, pero la mayoría comenzó a gritar «Panzer Division Marduk» como si su vida dependiera de ello. Los suecos se deben a su público así que regresan para tocar aquel clásico que resume un poco a Marduk, rápido, violento, a cara de perro, a favor de nadie y en contra de todos.

Con la violencia como bandera y la velocidad como estandarte, una vez mas Marduk destrozó Buenos Aires. Con un nuevo disco pero con las mañas de siempre, porque ellos saben que la destrucción será la solución.

Por Martin Tula
PH: Martes Rubí

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