Lo que comenzó como la presentación de Senderos del Destino, el nuevo material de Azeroth, indiscutiblemente culminó siendo la mejor fecha de Power Metal argentino del año. La cita fue en el Teatro Flores, a partir de las 18hs. Para acompañar a los paladines de la escena contamos con la presencia de Habemus Mortem, Arpeghy, Armored Dawn e Innerforce. No fue un sold out, pero la convocatoria fue de gran calibre. Incluso hubo asistencia familiar: desde primera hora, padres con sus hijos a hombros, generaciones sucesoras de fanáticos del heavy metal, hicieron el aguante con manos al aire y gritos de «¡aguante el metal!» que le sacaron una sonrisa a más de un miembro de las bandas.
La banda Habemus Mortem, formada en el 2020 – soporte de Angra en su última visita – fue la punta de lanza del batallón para dar comienzo a una fecha colmada de poder y gloria, con un sonido pesado y lacerante, pero sin perder las características del power metal. Demostró tener el potencial para crecer dentro de la escena y colocarse en carteles junto a bandas de gran calibre. Cerraron su presentación tras 40 minutos, habiendo dado comienzo a su set de 6 canciones a más de 100 personas que aplaudieron y celebraron su presentación, con la bandera argentina en visuales junto al logo de la banda detrás de la batería. Sin lugar a dudas, encendió los motores y precalentó el Teatro.
Con más de 20 años desde su formación y con varios cambios en sus miembros, Arpeghy, formada en el 2001 y habiendo compartido escenario con monstruos y leyendas como Deep Purple y Rata Blanca en shows de masiva concurrencia, hizo un repaso de sus discos de estudio y mayores éxitos en un set de 7 temas. Desde «Un round más» hasta «Mi destino», la banda mostró la virtud que los consolida dentro de la escena nacional. Llenos de energía con una puesta de escena sobresaliente y un carisma que cautivó a un teatro Flores colmado, acompañados de sus clásicas visuales y un juego de luces impecable dejo el ambiente en un clímax perfecto para que no se enfríe la noche.
Al sonar los primeros acordes de Armored Dawn, notamos la presencia de la visita internacional de lujo y una de las bandas más importantes de la escena de metal brasileño. Con influencias que van desde Black Sabbath y Deep Purple hasta Sepultura y Slayer. La banda de calibre internacional, que se encuentran en el ocaso de una gira de 6 fechas por nuestro país, presentándose junto a Lorihen, Serped, Kamikaze, Fierro y la inmortal Entre el Cielo y el Infierno, dejó picando al público para el último acto de una noche magnífica con matices de power metal, rock pesado y metal clásico. Tras 30 minutos de show y con el «Ragnarok» como broche de oro, el telón se cerró dando lugar a los últimos invitados de la noche.
Innerforce es una banda clave en la escena del power metal argentino. Con esfuerzo y constancia lograron marcar historia, siendo finalistas del Wacken Metal Battle Argentina 2022, soportes de bandas internacionales como Evil Invaders y Enforcer. Como era de esperar, se encontraron a la altura de la situación. Agradecieron a los locales Azeroth por la invitación, y aludieron al Teatro de Flores como «la meca del Power Metal argentino». Tocaron un set compuesto por material de sus discos, de los cuales destaco el último, con el que pisaron fuerte tanto dentro como fuera del país, llegando a presentarse en Brasil, Alemania y acompañando a Alestorm por Sudamérica en su última visita. Comenzaron su parte con «Until we fall» y «Blood Eagle», siguiendo por «The Last Ride», «Revolution» y la ya consagrada «Innerforce» con la que la gente comenzó los primeros pogos de la noche. Incluso llevaron al público a lanzarse al suelo y remar como si de un barco vikingo se tratase durante «Galleons of Nations» acompañados de una lluvia de papeles dorados. El cierre fue de la mano de “Arise”, para ponerle broche de oro a una presentación corta, pero digna de anteceder a los guerreros de Azeroth, quienes marcarían con su presentación otro capítulo en su historia y en la de la escena argentina.
Dicen que cada uno forja su propio destino, y Azeroth no es la excepción a la regla. Llevan casi 30 años en la escena, recorriendo el under desde finales de los ’90. Es una banda fundamental en nuestra escena. Han colaborado con ellos artistas como Adrián Barilari (Rata Blanca) y Christian Bertoncelli (Renacer, Imperio) en sus inicios, y grabado con Hansi Kürsch de Blind Guardian, siendo soportes de los máximos exponentes de la escena internacional, como Nightwish o Helloween. Con altibajos en la continuidad de la banda debido a los cambios de formación, Fernando Ricciardulli (único miembro fundador actual de la banda y bajista de la misma) mantuvo el Santo Grial que le daba vida a la banda a resguardo, permitiendo que el proyecto siguiera latiendo y viera nuevos horizontes.
Y acá estamos, contemplando un momento histórico. En un Teatro Flores colmado, con una asistencia que convocó a todos los fieles del género y seguidores del power nacional. El público se mueve ansioso, esperando el inicio de la batalla final. Una última escaramuza de metal, proveniente de uno de los mayores exponentes del género nacional. Las luces bajan y el sonido comienza. Vitores, silbidos y gritos dirigidos hacia la banda demostraron la ferviente ansiedad de sus oyentes tras las vallas, en un Teatro Flores con una concurrencia impecable. El telón se abre y el gentío ruge. Hacen su aparición Ricciardulli (bajo), Ignacio Rodríguez (guitarra y voz), Daniel Esquivel (batería), Pablo Gamarra (guitarra) y Leonardo Miceli (teclado), y comienzan los primeros acordes de «Condena Eterna» con los que el público enloquece. Nacho no entra ni tarde, ni temprano, sino cuando es necesario, para hacer su parte con su impecable voz. Siguieron «El Mandato», «Exiliado» y «Existir», en un set que se extendió a lo largo de 18 temas. Repasando clásicos y tocando material de su nuevo disco «Senderos del Destino» hubieron joyas como «Randall Flagg», “El fin de los tiempos” e «Historias de hoy», así como sonó por primera vez en vivo «Designios». Hicieron un par de pausas, donde la banda fue presentada ante el público y donde Ricciardulli, junto al productor de la banda, Tomás Burrows, dieron su agradecimiento sin dejar a nadie de lado. Es quizás esa calidez la que se contagia al público, que comenzó a vitorear un clásico de recital: «Azeroth, Azeroth, aguante Azeroth…». Y para el final, la banda se guardó lo mejor: «Senderos del Destino» y «Campaña del Desierto» para terminar de descontrolar el Teatro de Flores. La presentación dió su fin pasadas las 23 horas.
La jornada culminó llena de epicidad, de la característica vibra y magia que tiene el género, con ese estilo musical y rebosante de virtuosismo. Son pocas las chances que tienen los fanáticos de este estilo para ver una fecha tan completa, con bandas soporte de nivel internacional, pertenecientes a la escena nacional. Esta combinación hace de la fecha algo único y memorable, otro tramo de un camino que aún no cierra en la historia de Azeroth.
Cronista/PH: Shot By Far
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