LAS CAPUCHAS SIGUEN SIENDO LAS MISMAS. Hërpes – Club V (1-07-23)

El pasado sábado 1 de julio el barrio de Villa Crespo fue testigo del regreso de Hërpes a los escenarios. Los glandes se tomaron un tiempo para rearmar sus filas, recargar energías y apuntar sus misiles a nuestras piernas. Club V dispuso sus instalaciones como campo de batalla mientras que El Caos Reptante y Vulcanor ofrecieron fuego de cobertura.

El Caos Reptante abría la noche con su Stoner/Doom denso, riffero y lovecraftiano, con canciones que alteraban la percepción del tiempo inundando de distorsión cada rincón del lugar. Un sonido prístino desde el arranque que tuvo su punto cúlmine con una hermosa versión de «El Color que Cayó del Cielo» de Sauron.

La noche le daría paso a Vulcanor, Metal Punk callejero, salvaje, sucio, directo; cuando se tiene en claro que decir, no hay que darle muchas vueltas. Intercalando canciones de sus discos Maldita Pudrición (2013) y Corrosiva Decadencia (2022) mas el cover de «Crise Gral» de Ratos de Porao, el trío dejó el escenario listo para los encapuchados.

Hërpes subió al escenario ante un Club V sold out. El partido estaba ganado desde el vestuario. «El Blues del Inframundo», «Tumbas de Hormigon» y «La Iglesia Universal» fueron el tridente inicial que desató el delirio de los presentes, dejando la garganta en cada canción. En cuanto a la formación, julio vino cambios. Seba G en bajo y Medinus en batería tuvieron su bautismo aquella noche, mientras la dupla guitarrera conformada por Leander y Pablo Abal se mantiene inoxidable.

El ritual seguía su curso: la banda nos escupe «Plasticidio», «Nabucodonosor» y «El Saludo del Abismo» combatían el fuego con fuego y nos dicen «Lo Que Tengo que Saber», homenaje a Vox Dei incluído. Ya para el final, «Angel de Cuero» le da paso a «Pene de Acero», encargada de cerrar la noche a lo glande.

Tras un par de años de espera, los Monstruos de Buenos Aires tuvimos recompensa: Hërpes volvió a los escenarios, sin vender humo, con caras nuevas pero con la fuerza (y las capuchas) de siempre. Porque son humildes, son gigantes.

Por Martin Tula
PH: Ambar Violeta




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