De tanto en cuanto arriban al país bandas que rara vez pisan suelo latinoamericano. Ciertamente el factor económico es determinante y los productores prefieren apostar por lo seguro, por caras conocidas, por figuritas repetidas, por los nombres de siempre. Entre el aluvión de shows que fue el mes de abril, con bandas que ya habían tocado meses antes y otras que volvieron sin que los llamen, la llegada de los noruegos fue un oasis en el desierto para aquellos amantes del metal mas subterráneo y callejero.

Deathhammer forma parte de una camada de bandas noruegas que allá por los primeros años de los 00s se encargaron de rendirle culto al thrash mas rápido, violento y crudo, principalmente influenciados por la vieja escuela alemana (Destruction, Sodom, Kreator). A lo que empezó Aura Noir, se fueron sumando bandas como Nekromantheon, Condor, Töxik Death, Inculter y, por supuesto, Deathhammer.

Buenos Aires amanecía con un humo raro que cubría toda la ciudad y una humedad espantosa, un lunes que podría haber quedado en el olvido pero que por suerte encontró en Casa Colombo su mejor aliado. Habían pasado unos minutos de las 19hs cuando Devastación tomó el escenario para sacudir a cualquier desprevenido. Con mas de 30 años en la escena, los liderados por Walter Ortiz repasaron sus 4 discos en canciones como ‘Barrio Gris’, ‘Bárbara Imposición’, ‘Operación Masacre’ y ‘Por Las Rutas’, éste incluido en ‘Del Martin Fierro’, su último trabajo. Le seguiría la joven banda Toxic Goat, con el thrash como estandarte y el black como bandera, fueron deleitando al respetable que lentamente se agolpaba en el recinto. La velada iba tiñendose de negro un riff a la vez.

El sonido continuaba acomodándose para cuando Witchnight tomaba por asalto el escenario. Siguiendo en la vena de thrash/black, lo de los oriundos se Santa Fe fue un verdadero blitzkrieg, con canciones como ‘Die by the Blade’, ‘Batalla Ancestral’  y ‘Witchnight’. Un set corto, directo y letal que dejó a todos con gaanas de mas. Esperamos un regreso pronto.

Desde tierras trasandinas llegaba Invocation Spells, el proyecto que llevan adelante Camilo Pierattini y Felipe Letelier, ambos también en Dekapited. Con un set corto pero efectivo, un sonido atronador y un escenario en rojo profundo, estaba todo mas que listo para que llegue el asedio noruego. 

El reloj acusaba 22:15hs cuando Sergeant Salsten y los suyos se alzaron en armas y dieron rienda suelta a una verdadera lección de violencia. «Toxic Radiation» fue el primer misil, directo a la tráquea, sin sutilezas y con el cuchillo entre los dientes, Deathhammer fue una fuerza invencible desde el minuto cero. Rápidamente «Savage Agressor», una de las nuevas, era detonada y de más estar decir que la violencia desatada arriba del escenario era igual de correspondida debajo. La temperatura continuaba subiendo y para cuando «Voodoo Rites» y «Fullmoon Sorcery» sonaron pegadas, ésta ascendió a los 666°. Claramente de lo mas festejado de la noche.

Sin mucha mas pausa que para recargar combustible y agradecer a todos los ‘maníacos infernal’, Deathhammer anuncia «Warrior of Death», cover de la banda de culto canadiense Sacrifice, quienes también militan por la violencia y la velocidad. Mas que un cover, una declaración de principios. La noche entraba en su tramo final, pero Deathhammer lejos estaba de detener su motor. «Enter The Morbid» le daba paso a los últimos dos cañonazos que llegarían sin dar respiro: primero con «Blood Token» del maravilloso disco debut Phantom Knights mientras que «Satan is Back» daría la estocada final. 

Deathhammer vino, tocó y venció; un seminario de como hacer thrash metal en poquito menos de una hora a cargo de estos arquitectos de la agresión. Los noruegos sembraron destrucción mientras que Argentina se encamina a una devastación eterna ¿Será la solución?

Cronista: Martin Tula